1 de junio de 2010

CON EL TIEMPO ENTRE MIS BRAZOS




No me llega esperanza que caliente
el angosto sendero de mis días
ni música amorosa de violines
en el atardecer.
Sólo restan oscuros pensamientos
dañando los caminos de mi alma,
rendida de luchar,
y ausencias permanentes en mis noches,
palpables cicatrices en la piel .


Cuán obvia imaginaba yo la senda
a lomos de mis tiernos quince años,
cubierta de candor.
No cabían borrascas ni naufragios
en el dulce castillo de mis sueños,
ni fantasmas, ni dudas, ni demonios,
con horcas de acritud.
Vivía con el tiempo entre mis brazos
y cantaba entre nubes de algodón.


Mas llegan, con los años, las angustias
del camino y sus llagas lacerantes;
se anulan los colores de la vida,
muriendo el ideal.
En la lúgubre boca de la noche,
se levantan plegarias moribundas,
antorchas del sentir,
y me abrigo en las flores de aquel tiempo,
reclamando mis nubes de algodón. 


Candela Martí


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