4 de mayo de 2010

A MENUDO, LA NOCHE.



A menudo, la noche, en su invisible velo,
me recubre de magia y me concede el vuelo.
Facultándome el paso por sus ocultas sendas,
me regala, apacible, delicias y prebendas.

Logro, entonces, gozar del infinito cielo,
trocarme en mariposa con piel de terciopelo.
Al jardín del amado arribo con ofrendas
y alboroto su calma en gloriosas contiendas.

En el ser o no ser, por los bordes oscuros
de mis tibias locuras, navego al otro lado
del río de mis ansias, sin percibir dolor.

Si la noche me ofrece sus íntimos conjuros,
me torno peregrina de algún rincón sagrado,
escondite impecable del verdadero amor.

Viajando en el albor,
percibo lo invisible, apreso lo esencial,
y silente me colmo de plenitud vital.


Candela Martí

Safe Creative #1005036179156