El tiempo me custodia en mis andares
y aunque siempre sus óbolos se salda,
resurjo día a día, de su falda,
sempiterna, a pesar de los pesares.
Exquisitez sublime, sus altares.
Latente tentación sobre la espalda,
con visajes de luz añil y gualda
que enardecen mi piel y mis azares.
Indago entre los pontos de su espejo,
zahorí de venturas y futuros,
el brío que estimule mis saberes .
Dolores, desengaños y quereres
me lega con sus cóncavos conjuros,
mas, aún, me sublimo en su cortejo.
Absorbo en su reflejo,
coherencia de vida en lo elegido
para vestir de paz mi recorrido.
Candela Martí
Candela Martí