(Imagen captada de la red)
¿QUÉ
NO DARÍA?
¿Eres suave latir o duro
acero,
exquisito vigor o cruel
milicia?
Dime si puedo, en mi mortal
codicia,
albergarte por siempre en
mi granero.
Solo sé que la esencia de
un te quiero
engloba dulces mundos de
delicia
y el empíreo latir de una
caricia
puede engendrar la vida,
cual venero.
¿Cómo aferrarte, Amor, a mi
montura,
y obtener tu tutela y tu
ventura,
como compadre fiel de
romería?
Sin tu áurea vital, no
existe cielo
ni gloria ni placer; tal es
tu vuelo.
Por disfrutarte, Amor, ¿qué
no daría?
Perversa desventura,
el no catar la miel de tu
clausura.
Candela Martí
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