Que poco queda de aquel tiempo de rosas
y que oscura nada embarga mi gélido presente.
Con los brazos en cruz ante el destino,
me detengo un instante
y tu nombre vuelve a alborotar mi alma,
como aquel día en que llegaste.
De qué sirve la vida sin tu vida
y sin el beso de tu luz en mis pupilas.
Sentido atardecer que sangra
con la herida abierta de tu ausencia.
En almohada de olas vespertinas
descansará el dolor
y todo volverá al eterno equilibrio
entre las aguas.
Maldita soledad que desdibuja
el gris azul de la mirada
y me vuelve animal
que sueña con la muerte.
Candela Martí
Con los brazos en cruz ante el destino,
me detengo un instante
y tu nombre vuelve a alborotar mi alma,
como aquel día en que llegaste.
De qué sirve la vida sin tu vida
y sin el beso de tu luz en mis pupilas.
Sentido atardecer que sangra
con la herida abierta de tu ausencia.
En almohada de olas vespertinas
descansará el dolor
y todo volverá al eterno equilibrio
entre las aguas.
Maldita soledad que desdibuja
el gris azul de la mirada
y me vuelve animal
que sueña con la muerte.
Candela Martí
-magnífico amiga, te digo algo nos parecemos ..nos parecemos, quizás no en la escritura pero si en el pensamiento. Me has hecho sentir lo que siempre siento , ya incorporado a mi ser!
ResponderEliminarun besoo enorme
M.susana
Gracias, querida Susana, por tus palabras. Me alegra mucho saber que te identificas con el sentir de este poema.
ResponderEliminarMi abrazo muy fuerte para ti.